30 de noviembre de 2013

Las editoriales marplatenses consolidan su presencia en la novena Feria del Libro

En el stand del área municipal de Cultura y en diferentes actividades, los autores de Mar del Plata también tienen su espacio. Destacan el “muy buen” nivel de ventas y las consultas del público
El stand del área de cultura municipal expone y vende a los autores marplatenses
 
 
La literatura marplatense también tiene su espacio en la Feria del Libro 2013. Las obras se exhiben diariamente en el stand de Cultura Mar del Plata y sus autores transitan por diferentes charlas y presentaciones.

Uno de los casos es el de la editorial “Letra Sudaca” que arrancó hace unos tres años con el objetivo de publicar de “manera artesanal” obras locales y hoy ya cuenta con unos 20 escritores.

La presentación del libro “Tan lejos que es mentira” del autor Sebastián Chilano que se realizó este miércoles sirvió para exponer otro de los libros de un sello local.

“Letra Sudaca” nació de la mano de Francisco Costantini, Santiago Fernández Subiela y Julieta Molinero. Según explicaron, el proyecto arrancó con la idea de empezar a publicar “de manera artesanal” a escritores marplatenses. María José Sánchez fue una de las primeras en sumarse.

Pasado el tiempo, se establecieron un nuevo objetivo: salir al mercado de igual a igual con editoriales nacionales. Así hoy ya cuentan con unos 20 escritores que se sumaron al sello.

“Los escritores no buscan lucrar con la literatura”, destacaron y explicaron que las recaudaciones de las ventas sirven para continuar con las publicaciones.

Uno de los últimos libros editados por el sello fue el de Sebastián Chilano quien durante su presentación repasó cómo escribió la novela y las estrategias que utilizó, e hizo referencia a la “incomodidad” del escritor que decide cambiar sus formas para encontrar nuevos lectores.

Otra de las últimas ediciones fue “La ciudad de los Césares”, una antología de cuentos del traductor Carlos Gardini.

En el stand que la dependencia cultural del gobierno municipal de Mar del Plata tiene instalado en la Feria, la mayoría de los libros pertenecen a editoriales locales.

Según comentaron sus encargadas el nivel de ventas en lo que va de la Feria es “muy bueno”. Incluso, aseguraron, que es “mucho mejor” que años anteriores.

Entre los libros más consultados aparecen los de la historia de Mar del Plata y también los del género policial. Y uno de los más vendidos hasta el momento es el mencionado de Sebastián Chilano.

Redacción El Atlántico
 

23 de noviembre de 2013

Los géneros son un mapa, pero el mapa no es el territorio

Volvimos a las breves entrevistas a escritores sudacas. En este caso, Carlos Gardini, que nos habla sobre su último libro, La Ciudad de los Césares, y de otros temas que invitan a la reflexión.
 
¿En qué momento de tu vida llega La Ciudad de los Césares? ¿Qué significa este libro para vos?
 
 
Por esas casualidades/causalidades, la propuesta para publicar el libro llegó justo cuando tenía que llegar, es decir, una vez que escribí el cuento que le da título. Tengo la sensación de que todas estas visiones conducían a “La Ciudad de los Césares”. Eran fragmentarias y ahora son una. Significa el final de un viaje, y el principio de otro.
 
¿Con qué criterio fueron seleccionados los cuentos de esta compilación?
 
 
Ante todo, ninguno de estos cuentos estaba publicado en libro (libro de mi autoría,  quiero decir, porque algunos estaban incluidos en antologías). Por otra parte, quería dar cierta coherencia al conjunto. Descubrí que me las veía con un autor bastante obsesivo, así que no fue difícil encontrar ejes temáticos: la magia del mar, las ciudades secretas, la pérdida de la inocencia, etc.
 
Noto en tus cuentos y novelas, y es quizás lo que más me fascina de tu narrativa, una prosa muy cuidada. ¿Es algo que sale naturalmente o es fruto de mucho trabajo?
 
 
Lo único que sale naturalmente es la mediocridad. Y el trabajo es necesario pero no suficiente. Se trata de una disciplina para afinar la visión, y a veces yo la definiría como una pelea: la lucha de Jacob contra el ángel de la chatura. Y a veces gana el ángel.
 
En el apartado dedicado a la ciencia-ficción argentina de su libro Ciencia Ficción. Utopía y Mercado, Pablo Capanna dice que sos el autor local más volcado al género. Sin embargo, cuando repasamos los cuentos de La Ciudad de los Césares, a simple vista no hay vestigios de ciencia-ficción. ¿Simple casualidad o hay un viraje intencional por tu parte hacia el fantástico?
 
 
Ni una cosa ni la otra. A pesar de todo, he escrito pocos cuentos que se puedan definir como ciencia-ficción. ¿Para qué complicar lo que es sencillo?
 
¿Tiene sentido seguir hablando de “géneros literarios”?
 
 
No sé si tiene sentido, pero personalmente me aburre un poco, y a veces causa confusiones innecesarias. Ejemplo, la pregunta anterior: se me atribuye una intención y luego debo dar explicaciones por no respetarla. Los géneros son un mapa, pero el mapa no es el territorio.
 
Más allá de la controversia de los géneros, ¿cómo ves la ciencia-ficción y el fantástico en general en nuestro país?
 
 
Si hablamos sobre lo que se hace hoy en día, soy el menos autorizado para opinar sobre esto. Mi visión es muy limitada, porque últimamente he leído pocas cosas nuevas y no estoy vinculado a ningún movimiento, taller ni organización. Esta pregunta es más indicada para los que bregan por la difusión de nuevas voces desde las publicaciones que dirigen: gente como Luis Pestarini, Laura Ponce, Daniel Vázquez, etc. Y sin duda muchas de esas nuevas voces se hacen oír: Pablo Dobrinin, Teresa Mira de Echeverría, Germán Amatto, Néstor Toledo, Alejandro Alonso, Claudia Cortalezzi, por nombrar algunas. O también aparece una novela tan inquietante como El corrector de la historia, de Gabriel Guralnik.
 
¿Podrías mencionar un autor internacional y otro nacional que, según tu criterio, se destaquen sobre el resto?
 
 
No, imposible. Hay demasiado talento en el mundo para limitarse a dos autores. Sin pretensiones, puedo señalar y recomendar algunos favoritos: The Bloody Chamber, de Angela Carter; Las ciudades invisibles, de Italo Calvino; Beast of the Heartland, de Lucius Shepard; La quinta cabeza de Cerbero, de Gene Wolfe; Solaris, de Stanislav Lem; Autobiografía de Irene, de Silvina Ocampo; Story of Your Life, de Ted Chiang.
 
Curiosamente, en Argentina la mayoría de los lectores pareciera conocerte más por tu rol de traductor que de escritor. ¿Qué explicación le das a esto y cómo te lo tomás?
 
 
Una falla en mi departamento de relaciones públicas. Lo tomo con escéptica indiferencia.
 

19 de octubre de 2013

Prólogo a la Ciudad de los Césares, por Alejandro Alonso

LA FUNCIÓN prologuista, intuyo, es preparar al lector para la obra que está por leer. De modo que no me parece justo aburrirlo con extensas citas de años, títulos y premios. Nada de eso sirve para ponerlo en clima. Sí creo necesario señalar que esta colección de relatos de Carlos Gardini es especial. En primer término, porque La Ciudad de los Césares es la primera compilación de cuentos de este autor en casi treinta años. La última había sido Sinfonía Cero (1984). En esas tres décadas aparecieron compilaciones de otro tenor, como Cuentos de Vendavalia (1988), dedicada al público infantil y juvenil, y El Libro de las Voces (2004), que reunía dos de las novelas cortas de ciencia-ficción ganadoras del prestigioso premio de la Universitat Politècnica de Catalunya, el cual, dicho sea de paso, Gardini obtuvo en tres oportunidades.
Los relatos de La Ciudad de los Césares abarcan poco más de dos décadas de la producción del autor, desde “El miedo a la oscuridad”, que apareció en El Péndulo Libro número 2 en 1991, hasta el relato que da nombre al volumen, publicado en el número de otoño de 2013 de la revista Próxima. Los relatos salieron en revistas y libros —digitales y en papel— como Axxón, Cuásar, Próxima, No Retornable, Paura, Fabricantes de sueños, El Péndulo y Solaris, entre otras, y algunos de estos cuentos fueron traducidos al italiano, al francés y al inglés. A pesar del extenso período cubierto por los relatos y la diversidad de medios donde aparecieron, existe un poderoso hilo conductor, y eso nos lleva a la segunda razón que hace especial esta edición. Porque aquí resulta evidente que el conjunto es mucho más que la mera acumulación de las partes.
Como en todo libro de cuentos, existen varias formas de abordar la lectura. Se pueden leer los cuentos sin seguir la secuencia propuesta por el autor, subordinando el orden a factores de conveniencia (hablo del arte de elegir un cuento cuya extensión en páginas se aproxime a la duración de un viaje en tren, o la estadía en la sala de espera del dentista). Se puede también elegir el orden de lectura en función del impacto que los títulos, o las primeras frases, tienen sobre la sensibilidad del lector. O se puede seguir mecánicamente el orden prescripto en el índice. Sólo ensayé dos de estos abordajes, con el antecedente de que había leído la mayoría de los cuentos en sus publicaciones originales, y en algunos casos había charlado con el autor mientras esos textos eran concebidos. Sin embargo, la lectura del conjunto de las narraciones me permitió vislumbrar un universo más vasto, rico en ideas y especulaciones. Los cuentos comparten temáticas e inquietudes, y por ese motivo pueden interpretarse como parte de una búsqueda del autor. Sólo podemos acceder a ese universo fragmentariamente, al fin y al cabo sólo es una hipótesis de lectura. Pero en este contexto, el vacío, la página en blanco que separa un cuento del otro, resulta casi tan provocador como los mismos cuentos.
Casi todos los relatos gravitan en torno a un llamado que viene del pasado, una nostalgia que pone de manifiesto la pérdida, el mito, la deuda pendiente, la necesidad de cerrar círculos. Es probable que la jornada del lector también comience con un llamado parecido, cuyo tono e intensidad dependerán del cuento que elija para inaugurar la lectura. En esa jornada recorrerá, iterativamente, algunos temas comunes: la relación entre padres e hijos, la muerte, el peso de las ausencias, los mandatos (siempre ajenos, siempre condicionantes), las relaciones profundas entre las cosas y las personas, el amor trascendente… No importa demasiado si el relato se ubica en Fermín del Mar, Villa César, Puerto Ángeles o las Malvinas. Las historias parecen múltiples facetas del mismo diamante. Como se dijo: una búsqueda del autor, que ahora comparte con los lectores, pulsando en cada cuento una cuerda emotiva diferente. Alguna vez Gardini comentó que uno siempre escribe el mismo libro, y yo interpreté esa consideración como un pecado venial contra el imperativo de la originalidad. Este libro es la clara muestra de que yo estaba equivocado.
Y eso me lleva a la tercera razón por la que este libro es especial. Gardini es uno de los escritores argentinos más importantes en lo que refiere al género fantástico, pero él no se toma muy en serio las etiquetas y los géneros. En todo caso, el género y la etiqueta —incluso el imperativo de la originalidad, si vamos al caso— son sólo estribos muy precarios para que el lector se suba a la narración. Gardini es su propio género. Por eso le recomiendo al lector que deje aquí, entre las páginas de este prólogo, cualquier preconcepto relacionado con la literatura fantástica (a menudo lastrada por las épicas simplonas del bien contra el mal), la ciencia-ficción o el terror fantástico. Sí, claro, en los relatos existen criaturas arcanas, monstruos, zombis… En estos cuentos se respira magia y se siente la presencia de las fuerzas sobrenaturales. Pero todas esas presencias gardinianas poco tienen que ver con lo que ya conocemos. Gardini tiene sus propias galeras y sus propios conejos. Dicho esto, valga otra acotación. Más allá de las historias y los personajes, si alguna magia verdadera hay en estos cuentos, es la magia de las palabras. La forma en que las frases suenan, fluyen y hacen eco en el alma del lector. Es una magia que trasciende la lectura.
Dejé para el final lo más obvio, o al menos será obvio una vez que hayan leído los cuentos. La gran mayoría de los relatos transcurre a orillas del mar. No es sólo un detalle pintoresco. El mar asume aquí un rol activo, como puente hacia lo recóndito y lo ancestral, como portal de iniciación, como mensajero de otras realidades. Tampoco es accidental que el autor haya utilizado ese hilo conductor. Muchos de los cuentos fueron concebidos en esas maravillosas vacaciones fuera de temporada que pasaba Carlos Gardini junto al amor de su vida, Mirta, en Mar del Plata y Chapadmalal. Por estos motivos me parece sumamente auspicioso que esta colección de cuentos vea la luz por intermediación de Letra Sudaca, una editorial que tiene los mismos orígenes. No es casualidad, es justicia poética.

25 de agosto de 2013

Presentación de La Ciudad de los Césares, de Carlos Gardini

 
 
La editorial marplatense LETRA SUDACA invita a la presentación del nuevo libro de cuentos de Carlos Gardini: "La Ciudad de los Césares", con prólogo de Alejandro Alonso.
Un libro de cuentos fantásticos, en el más literal y el más amplio de los sentidos.

Gardini es uno de los escritores argentinos más importantes en lo que refiere al género fantástico. Nació en Buenos Aires en 1948. En 1982 ganó ...
el Primer Concurso del Círculo de Lectores con su cuento “Primera Línea”. Desde entonces ha publicado varios libros, tanto de cuentos como novelas, mereciendo elogios de la crítica y diversos premios, entre ellos, el Más Allá, el Ignotus y tres veces el UPC con sus novelas de ciencia ficción “Los ojos de un Dios en celo” (1996), “El Libro de las Voces” (2001) y “Belcebú en llamas” (2007). También se ha destacado como traductor de Ursula K. Le Guin, Theodore Sturgeon y Cordwainer Smith, además de Robert Graves, William Shakespeare y Henry James. Su novela Tríptico de Trinidad (Bibliopolis, 2010) ha sido calificada por la revista Locus como la mejor novela de fantasía heroíca del 2010.
“La Ciudad de los Césares”, es el primer libro de cuentos que publica en Argentina en 30 años.
No se pierdan esta oportunidad.

https://www.facebook.com/letrasudaca.ediciones?fref=ts

La presentación se realizará en el marco del a habitual Tertulia de Ciencia Ficción y Fantasía de Buenos Aires el sábado 7 de septiembre a partir de las las 18hs, en el Bar La Alameda, ubicado en Avenida de Mayo y Salta, Ciudad de Buenos Aires.