27 de julio de 2011

“El formato ideal para la CF es la novela corta o el cuento largo”


En esta oportunidad, dialogamos con Alejandro Alonso, cuyo cuento “La duna del 40° aniversario” integra la antología Más Acá. Un intercambio breve, pero del que pueden sacarse jugosas conclusiones o, al menos, cosas en las que pensar.

¿Por qué escribís ciencia ficción?

Por muchas razones. Uno escribe influido por lo que ha leído. Ya en mi adolescencia, por influencia de mi viejo, comencé a leer cosas como los cuentos de robots de Asimov, o El hombre ilustrado, de Bradbury. Son extraordinarias lecturas iniciáticas. Por mi cuenta había incursionado en adaptaciones juveniles de las novelas de Verne y de Wells. Me llené de todas esas cosas y en algún momento necesité sacarlas, jugar un poco con todo eso que había leído. Y me encontré con que la CF era un extraordinario patio de juegos. Después conocí a la gente de Axxón, el CACyF, talleres literarios donde estos temas se trataban apasionadamente, y bueno, me quedé a vivir ahí. De todos modos, uno escribe lo que tiene ganas de escribir, y si eso es ciencia-ficción o no, eso es algo viene después.

¿Te animarías a describir el estado actual del género en Argentina?

Siempre tiendo a ser un poco pesismista con todo, de modo que en cualquier cosa que diga tenderé a ver el vaso medio vacío. Se produce ciencia-ficción, pero esa producción es un poco subterránea. Se necesita algo como lo fue en su momento El Péndulo, o más recientemente la Fundación Ciudad de Arena (y, en ese marco, la colección de ciencia-ficción y fantasía de Página/12, por ejemplo) para que la CF gane un espacio más público en la Argentina.

Hay excelentes iniciativas que nacieron del fandom. Están hechas a pulmón, con un alto grado de profesionalidad, pero no son masivas. “Compiten” sólo en ese nicho, y ahí el riesgo es que el estándar de calidad vaya bajando. Sinceramente me gustaría que la CF local diera el gran salto, pero no sé cómo. En otros ámbitos también veo que hay creadores (de cine, tv, comic) que quieren hacer ciencia-ficción, pero muchos ni siquiera son lectores de ciencia-ficción, entonces creen que descubrieron la rueda cuando en realidad están recreando pobremente lo que la literatura ya escribió.

En el otro plato de la balanza, veo que entre los premiados del género en América Latina y en España siguen apareciendo autores argentinos. ¡Y eso me llena de esperanzas! Siempre me pregunto: ¿Cómo puede ser que muy pocos se enteren de que estos escritores están haciendo goles fuera del país? También hay puntos altos en la producción literaria local, como Carlos Gardini. De modo que siento que las condiciones para mejorar la difusión local de CF están presentes.

En una de las entradas de tu blog Cronoelipsis decís que el cuento es esencialmente estructura. ¿Significa esto que no hay sitio para la experimentación y la innovación en las formas o interpreto mal tu definición?

Hay espacio para experimentar, desde luego. Pero nada garantiza que el resultado de esas experimentaciones sea legible. Para jugar al límite, siempre es mejor haber conocido y haber practicado antes las reglas del juego. El cuento tradicional es esencialmente estructura porque apunta a producir un determinado efecto en el lector. Eso puede cambiar. Pero, como explicaba en otro post de Cronoelipsis, se trata de un proceso que involucra a dos entidades —el escritor y el lector—, de modo que es aconsejable que el lector se sienta involucrado. Un cuento bien estructurado es una de las formas de hacerlo. Hay que darle al lector algo a qué asirse. Cualquier otra cosa puede trasformarse en divague o en monólogo estéril.

Cada vez que leo una ficción tuya, cuento o novela, percibo que detrás hay mucho trabajo, tanto de investigación como de corrección. Incluso te imagino meses y hasta años escribiendo un mismo relato. ¿Podríamos decir que la paciencia y la constancia son dos atributos indispensables para construir una buena ficción?

Sí, supongo que es así. Uno de los escritores que admiro es Ted Chiang. Su producción solía ser escasísima: un cuento por año o menos. Pero cada cuento de él que leí es soberbio, explora las ideas hasta lo inimaginable. También me gusta la prosa de Carlos Gardini, que es quien me enseñó a corregir un cuento (eso no quiere decir que yo haya aprendido, pero él lo intentó). Soy testigo de cómo trabaja sus textos, cómo busca que los detalles cierren, que las frases tengan la sonoridad y la connotación que él quiere darles. Es un trabajo de orfebre.

Como escritor, ¿cuento o novela?

Depende del momento. Es importante poder terminar lo que uno empieza. Tengo una novela a medio escribir, y me falta tiempo y tranquilidad para afrontarla. Los cuentos me dan más satisfacciones, puedo enfocarme mejor en la investigación, la trama, los personajes, el desarrollo de las ideas, la reescritura, y puedo aspirar a verlo terminado (tal vez publicado) en un plazo que va de la mano con mi ansiedad natural. Creo que el formato ideal para a CF es la novela corta o el cuento largo.

¿Y como lector?

También, depende del momento. Ahora estoy leyendo y releyendo cuentos.

Cuando entrevisté a Laura Ponce hablamos de una generación de autores argentinos que oscilan en los cuarenta años. Por premios y obras, considero que sos el de mayor visibilidad. ¿Lo ves así? ¿Cómo te hace sentir esto?

Muchas gracias. Francamente no sé si es así. No produje tanto como hubiera querido, y para que haya un escritor “visible” es necesario que ese escritor escriba. Gané el UPC en 2002, pasaron ya nueve años, no se puede vivir de la gloria pasada. Hoy me siento en estado de “eterna promesa”, lo cual es un poco frustrante a los 41 años. De todos modos no es concluyente. Seguramente pasado mañana sentiré otra cosa.

Contános sobre tus actuales y próximos proyectos.

Como dije, tengo una novela ucrónica a medio escribir, y se me está haciendo eterna, pero sinceramente creo que vale la pena seguirla. Necesito tiempo y un poco de paz para retomarla. Acabo de terminar una novela corta juvenil de fantasía, para enviar a un concurso (los concursos son la excusa perfecta para priorizar la escritura por sobre otras urgencias cotidianas y poner la maquinaria literaria a trabajar). Siempre estoy a la caza de un nuevo relato. No sé qué va a ser esta vez. Pensar un relato es leer sobre un montón de cosas, encontrar el tema, o a lo mejor solamente una puntita del tema, y empezar a desenterrarlo. Estoy a la búsqueda de nuevas zonas de excavación. En otros órdenes, me entusiasma la posibilidad que me dieron en la escuela de guión Guionarte, de dar un taller de CF para guionistas y estudiantes de guión. Creo que se puede generar una usina de buenas ideas.

Muchas gracias por tu tiempo, Alejandro.

Alejandro Alonso

No hay comentarios: