10 de julio de 2011

El desafío de narrar desde una mirada y un lenguaje periféricos


En esta oportunidad dialogamos con Claudio Biondino, otro de los autores que participa en Más Acá. Antología del género fantástico argentino, con el relato “Corte de ruta”.

La pregunta inevitable, en esta serie: ¿por qué escribís ciencia ficción?

La verdad es que el imaginario futurístico me fascina desde que tengo memoria, así que lo primero que me atrajo hacia el género no fue una cuestión reflexiva, sino un tipo de estética. Recuerdo el impacto visual de Star Wars, de muy chico. Y también las primeras lecturas de CF, unos años después (Verne, Asimov). Con el paso de los años y las nuevas lecturas, mis gustos fueron cambiando, y se agregó un interés por las posibilidades especulativas de la CF y la literatura fantástica. Pero creo que lo que me impulsa a escribir CF sigue siendo, principalmente, ese motor inicial, surgido en la fascinación de la infancia y la adolescencia por una determinada estética. Y a todo esto se suman, lógicamente, las ganas de contar historias propias, que es lo que hace que uno pase de ser un lector a intentar ser escritor.

¿Creés que el género fantástico latinoamericano ha logrado despegarse de los moldes norteamericanos, o sus escritores aún continúan mirando hacia al norte a la hora de producir ficción?

Creo que me falta mucha lectura para poder dar una opinión fundada sobre esto. He leído pocos autores españoles, por ejemplo (una deuda a saldar lo más rápido posible…). Conozco un poco más sobre los autores argentinos, uruguayos, cubanos… Pero basándome en lo que he leído hasta el momento, diría que veo diferencias. Muchos escritores argentinos, por ejemplo, se nutren de la tradición anglosajona, pero también de la literatura fantástica local, sobre todo Borges, Bioy Casares, Cortázar. En varios autores latinoamericanos, por otro lado, se notan las convenciones del género en su versión anglo, mezcladas con una mirada periférica. Y también se nota un predominio de la CF “soft”, ambientada en futuros cercanos (generalmente distópicos) con mucho peso de los temas sociales y políticos. No hay tanto “hard”, ni tampoco veo muchas obras ubicadas en futuros lejanos y en escenarios de gran escala como los que plantea la nueva space opera escrita en inglés. En relación a esto último, creo que es un desafío interesante pensar esos escenarios desde el lenguaje local y la mirada periférica de los autores hispanohablantes. Hay algunas obras que, a mi entender, abren este camino. Todavía no conozco las españolas, como dije antes, pero en Latinoamérica hay textos de Gardini, Alonso, Noroña, Yoss, Ponce, entre otros, que han empezado a dotar este tipo de historias de un lenguaje local —o incluso experimentan con lenguajes modificados, como en el cuento “Cepas”, de Noroña, publicado en Axxón, y cuya lectura recomiendo especialmente—, que produce un efecto de verosimilitud lingüística y temática que no es para nada fácil de lograr al tratarse de un territorio literario fundado y colonizado desde la lengua inglesa, y desde la óptica de los países dominantes.

En una entrevista que diste en 2007 para Bem On Line decías que aún no te considerabas un escritor, sino más bien un principiante de taller literario. ¿Seguís pensando lo mismo?

Por un lado, me sigo viendo de esa manera, porque en los últimos dos o tres años no he podido escribir demasiado. Cuando logre encontrar el tiempo y la actitud adecuadas, intentaré darle de nuevo un espacio a la escritura, pero todavía me falta mucho por aprender y tallerear. Por otro lado, sin embargo, tengo que admitir (principalmente ante mí mismo), que ha pasado el tiempo y sigo trabajando, aunque sea sobre materiales previos, y después envío los cuentos a concursos, o intento publicarlos, ya sea en revistas o antologías especializadas, donde deben pasar el filtro editorial. Y si uno publica, en un punto tiene que hacerse cargo del rótulo de “escritor”. Creo que a veces uno le escapa a esa palabra porque tiene mucho peso, y porque una vez aceptada hay que bancarse las críticas que vengan… Y eso da mucho miedo, jeje… Pero llega un punto en que ya no vale andar escondiéndose atrás de un eufemismo como “aprendiz de taller” (incluso aunque en la práctica lo sea). Ahora considero que debo asumir públicamente que soy un “escritor aficionado”, pero “escritor” al fin.

Vos sos antropólogo, ¿cómo influye esta actividad en la literaria?

En principio, no hago muchos intentos conscientes por aplicar la antropología a lo que escribo, pero en la práctica es algo que cada tanto aparece. En el cuento “Corte de ruta”, sin ir más lejos, el protagonista es un antropólogo. Y tengo otro donde el personaje central es un arqueólogo. Pero lo más curioso es que las ideas de los cuentos no surgieron para darle lugar a esos personajes, sino que los personajes se colaron en las historias que quería contar. Creo que es algo similar a lo que pasa, por ejemplo, con las opiniones sociales y políticas de un escritor: aunque no se busque hablar de esos temas, aparecen solos. La política es una parte importante de mi vida, y cuando me pongo a revisar lo que tengo escrito hasta ahora, me doy cuenta de que hay política por todos lados, incluso en historias en las que no tenía la menor intención de incluirla.

¿Cómo surgió la idea para el argumento de tu cuento “Corte de ruta”?

Surgió a partir de un cuento anterior, “Los cieguitos”, publicado en Axxón. Ese cuento se ubica en un futuro cercano, en Argentina, donde una mezcla de poderes políticos y económicos internacionales experimenta con la modificación genética de seres humanos. Como me gustó ese universo (o bosquejo de universo, ya que todavía no lo terminé), escribí dos cuentos más que se ubican en él. “Corte de ruta” es uno de ellos, y trata sobre los “modis” —los humanos modificados—, y lo que ocurre cuando una situación un tanto inesperada interrumpe las actividades de la “Fundación” que estaba a cargo de ellos. En el medio de esa historia se me coló, como protagonista, un antropólogo que la pasa mal tratando de hacer su trabajo entre los “modis”, lo cual me dio lugar a hacer algunas autocríticas epistemológicas a ciertos aspectos de mi disciplina…

¿Estás trabajando en algo nuevo o al menos lo estás proyectando? Contános.

Bueno, como te decía, en principio estoy tratando de volver a escribir… Tengo un blog en el que empecé a experimentar con las mini-ficciones, algo que antes no hacía mucho, y espero que esa actividad me impulse a escribir también ficciones más extensas. Si lo logro, tengo un par de ideas para cuentos ubicados en futuros lejanos, y justamente estoy trabajando sobre el tipo de lenguaje que me permita contar/mostrar esos escenarios. Por eso comenté antes que me parecía un desafío narrar el futuro lejano y los espacios de gran escala desde una mirada y un lenguaje periféricos. Estaría bueno descolonizar un poco ese territorio donde campean los anglos, con sus visiones muchas veces condescendientes y etnocéntricas… Además, ya en el plano de un universo más local y de “futuro cercano”, tengo ganas de seguir escribiendo sobre los “modis”, tal vez para armar una serie de relatos, o incluso, más adelante, quizás me le anime también a una novela corta.

Imagino que nos irás teniendo al tanto de esos avances, Claudio. Quiero agradecerte la buena predisposición para esta nota.

Al contrario, muchas gracias a vos, Francisco, por la entrevista, por posibilitarme participar en este nuevo emprendimiento que es Letra Sudaca, y como si eso fuera poco, en una antología en la que estoy rodeado por tan buenos escritores… Uy, ahí me agarró el miedo de nuevo: te mando un abrazo grande y corro a esconderme abajo de la cama ;-)

        Claudio Biondino

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